Los celulares y la salud

Hay ocasiones en que un grupo de personas le agarra mala a algo o alguien. Son clásicos los ejemplos de los "expertos" (incluyendo a un premio Nobel) contra la fluoración de las aguas, algo que ya había comentado aquí y aquí. Otros ejemplos son los edulcorantes, con lo que la mitad de los niños deberían o estar muertos o tener cáncer; o la dipirona, con lo que el 99% de los pacientes atendidos en Chile deberían tener anemia aplásica. Con toda la información con la que nos bombardea la prensa, creo que sería adecuado redefinir al cancer como "lo que resulta de la introducción de una sustancia en un ratón blanco norteamericano".

Hace un tiempo, la agarraron contra los teléfonos celulares con noticias y protestas contra las antenas (antenas a las que yo me opongo, pero porque son feas).

Sin embargo acaba de caer un mis manos el último número del Oral Diseases y trae un entretenidísimo paper acerca del efecto de las radiaciones del celular (uhhh, radiación, ya tengo miedo…) en la glándula parótida:

The influence of handheld mobile phones on human parotid gland secretion
O Goldwein, and DJ Aframian de la Salivary Gland Clinic, Hebrew University-Hadassah School of Dental Medicine, Jerusalem, Israel.
Oral Diseases (2010) 16, 146–150

A saber: la glándula parótida es la mayor de las glándulas salivales y se ubica justo delante y debajo del oído. Quizás te acuerdes de ellas cuando pequeño/a porque cuando se contagian con un virus se inflaman (parotiditis, de parótida por la glándula e itis hinchazón) (uff, aun nos sirve el griego, aun siglos después…) y provocan las paperas.

Bueno, en el último número de la revista de marras, la mencionada investigación hace lo siguiente:

Juntan a 50 pacientes y recolectan saliva de ambas parótidas, comparando luego la cantidad de aquella del lado donde se colocan el celular versus el otro lado y encuentran que hay más secreción en el lado donde ocupan el celular, ergo, la radiación del celular influye en la secreción salival.

Usualmente me llegan artículos para revisar y siempre en mis oraciones a Jebus pido que me llegue uno así para poder enviarles preguntas a los autores, pero hasta el momento la gracia no me ha sido concedida.

Por supuesto que lo primero que les pediría es que me enviaran un poco de lo que hayan estado tomando o fumando, por cierto…:drunk:

Pero, como la idea es hacer una crítica constructiva cómo lo habría hecho yo?

Considerando que los seres humanos no somos simétricos, cabe esperar que una glándula sea un poco más grande que la otra y eso podría explicar la diferencia.

  1. Primero les pediría que durante una semana se abstuvieran de utilizar telefonos celulares.
  2. Ahora, para eliminar esa diferencia, lo que habría hecho es un diseño cruzado, o sea, a los 50 sujetos les coloco el mismo celular al lado derecho y les pido que hablen (con un texto predefinido), a la misma hora, no vaya a ser que el ciclo circadiano afecte la salivación…ahh y un día alejado del viernes (por la Bomba Cuatro)) por el mismo tiempo y mido la saliva. Luego, a la semana siguiente (aun sin utilizar celular), les pediría que volviesen a hablar, pero ahora con el celular por el otro lado. Luego, comparo.

Ahora, asumamos por un momento que el estudio ha sido bien hecho y bla bla bla..que haría?

Pues recomendaría a todos mis pacientes con xerostomía o hiposalivación que hablasen por celular!! 😆

Bueno, como sea, ojalá que algún jurado del IgNobel lea el artículo, en una de esas Odontología vuelve a ganar un premio…

(siguiente post: el pelo del oído como marcador de riesgo de enfermedad cardiaca…)

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